sábado, 30 de agosto de 2008

ZAMORA: EL RÍO DE LA HISTORIA






1
Nunca he visto la paz tan encendida,
ni el gozo de la tarde tan completo,
como en el limpio corazón, secreto,
de Zamora, elegancia contenida.
*
Todo es hondura y manantial: la vida,
el beso, el pan...El corazón, inquieto,
se embriaga de amor en este quieto
solar de sencillez amanecida.
*
Desde el chopo y el cauce de tu Duero
corre por mis adentro la alborada
de tu amistad, Zamora romancero.
*
Asomado al balcón que baña el río,
siento en mí la caricia sosegada
de tu tierra, tu encanto y señorío.
*
2
En Zamora la luz se hace caricia,
y se pone al alcance de la mano,
cuando enciende los chopos, y el cercano
sol juega con el río. Es la primicia
*
del gozo incandescente. Aquí se inicia
la vida a manos llenas. Por el vano
del alma se desangra hacia el hermano
la risa, regalada sin malicia.
*
Andarte es una gracia de la vida.
Llenarse del románico y la hondura
que brotan de tu paz y tu cariño.
*
Quiero crecer contigo, a la medida,
exacta de tu luz y, en mi ventura,
dormir entre tus brazos como un niño.
*
3
Al mirarte, Zamora, me fascina
tu belleza orienal, tu galanura,
la honradez de tu gente y la finura
que en tus torres soñadas se adivina.
*
Por tus calles, Zamora, quien camina,
asido de la mano a tu cintura,
siente el temblor del aire y la tersura
del misterio hecho carne peregrina.
*
Nunca la paz fue tanta ni sencilla.
Nunca la luz alzó tantos altares.
Nunca el agua alcanzó tal maravilla.
*
Asomada de pan y de cantares,
moldea con el barro de mi arcilla,
el sueño de tu Duero hacia otros mares.
*
Manuel Gómez Ríos


TURKANA




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