sábado, 16 de agosto de 2008

POEMARIO SALMANTINO


Puse mi amor en mis ojos

y tu nombre en mis labios.

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Última inocencia loca
de años ya acabados,
invadidos día a día
con doloroso esfuerzo
de horas más razonables
o menos,
posados como el tamo
sobre este cuerpo que siento
discurrir
hacia donde no sé,
hacia otros tiempos
intuidos.

Todo se mueve y yo
con todo,
pero detrás de todo
esta córnea que conozco
siente filamentos vibrar,
deshacerse y volar
y, a veces,
sólo oscuridad.

**

Verbos ajustados y definidos
carentes ya de sentido
¿por qué me torturáis,
me rondais en carrusel fantasma,
en antigua y desvencijada noria
que no extrae agua de los secos cauces?

¿Por qué insistís una y otra vez?

Por eso os repito y repito
y mi mano, mecánica, transcribe
lo que mi cerebro juzga ya sabido,
mis oídos ya oído, mis ojos,
mi boca y mis dedos ya visto,
ya gustado, ya tocado.

Alejaos pensamientos, raudos
a otros campos y fecundar otras flores
menos agostadas y con más olores.

**

Yo conozco mundos extraños donde sólo llega el alma...
del que ama. Yo conozco la impotencia del hombre
ante la vida. Yo conozco el amor y lo que está detrás.
A la zaga de todo: mi cuerpo, voluptuoso, henchido,
infinito en su extensión. Viajé en la noche de mis días
por mundos nacarados, dormí sobre veredas abiertas
en el aire mimetizado de fluctuantes sentimientos,
que yo diría...míos. Pero qué digo si yo conozco.
Yo conozco el filo cortante del que sangra la herida
honda por la que se me escapa la vida. Y yo detrás,
siempre detrás mi sombra.

**

Encerrado yo en mi cuarto vuelo
cruzando con ansia el espíritu del hombre.
Yo sé de cosas que, tal vez, no pueden ser.
Yo sé de imposibles y, de entre todos,
el primero es decir con palabras
lo que mi alma siente cuando escribo.

**

EL ENANO

Este niño era un hombre que un día vi. Sí, lo era.
Digo, que era hombre. Empezaba yo mi último curso de Instituto.
Mi clase estaba en la planta alta. ¡Cómo sudaba!
No hay muchas escaleras pero sudaba.
El enano sudaba al subir las escaleras. No es extraño
tratándose de un enano. Me lo quedé mirando.
Miraba como subía. Daba enormes zancadas
salvando los gigantescos peldaños
que se le precipitaban bestiales.
Su carita, entre cómica y diabólica,
extirpaba una mueca como de risa
y musitaba palabritas que nunca pude oír.
No obstante no oírlas, me pareció percibir
como un quejido lejano, sordo.Después
alzó su voz más, más, y dando enormes y atroces vozarrones
congestionados en muecas ridículas que yo pude percibir
como una leve cancioncilla,
entre el griterío inmenso de un instituto,
se alejó entre miradas mil.

Otro día el enano...Perdonad, pero todo es igual.

**

EL MUNDO MATE

De un ángulo blanco del papel salió un personaje que me tendió su mano introduciéndome en el mundo próximo a crear. Le seguí por enrevesado mundo; mundo de formas fascinantes que divisaba como a través de un tul. Estábamos descendiendo al primer mundo. Bajo nuestros pies se ofrecía un paisaje fascinante. El papel, en caprichosas formas, se presentaba en desgarro fantástico. Ya quedaba lejana y apenas perceptible la luminaria superficie bañada de luz de bombilla sol de habitación. Personaje y escritor avanzan en pos siempre, adentrándose en mundos sinnúmero, deformes, extraños y dementes.

En esta noche de sueño quiero escribir con amor y con tinta esencia un mundo que empieza a sentirse, que empieza a serlo. En esta noche humana quiero fustigar el miedo, matar el mito, quiero nacer al hombre. Quiero sentirme contigo hermano. Queremos avanzar lejano. El camino es largo. El camino es historia. Mira a lo lejos, en aquel recodo del camino, entre la estrella roja y verde y azul y la cuarta estrella del sistema corso ¿No ves en la luminaria algo que reluce y ciega?

Ahora, nuestra única preocupación era avanzar por nuestro camino de luz, de aquella luz que cada vez se mostraba más grande y precisa. El mundo luminario nos encendía las pupilas que chisporroteaban matices rojos buscando de hito en hito el motivo incendiario. El motivo incendiario de aquel maravilloso mundo emanaba de una sustancia gris mate.

Desenvainé el amor y luché a muerte con la sustancia gris mate de aquel mundo.

TURKANA

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