"El que no ama tiene razón, es lo único que tiene"
"Nuestra sociedad ha llegado a un momento en que ya no adora al becerro de oro, sino que adora al oro del becerro"
Antonio Gala blande el lenguaje con el arte y el tino, siempre certero, del maestro de esgrima blandiendo su florín. Filigranea la lengua y diseca en el aire palabras como flores que riega con su cálida voz de poeta. Gala es razón y pasión en batalla creadora, es sensibilidad y es un inmenso amor, él y todo su pensamiento. Es un hombre entero lleno de dudas y certezas razonables. Araña la existencia con su mirada escrutadora, cree y descree.
Malditos sean los intermediarios, los gestores, los traductores y administradores. Malditos los profetas y los advocadores, maldita esa clase media del poder entre la verdad y la mediocridad. Maldito el humano instalado en su punto medio que entre el temor y la precaución afilia huestes de borregos con la panza llena y el cerebro vacío, y vacía el alma y pintarrajeado el amor en forma de puta.
Adorada sea la mujer que imparte por igual a hijos y amantes su amor, la mujer que no es punto medio, sino el medio de los puntos.
Gala es la fuerza del amor, la pura fuerza creadora de la inteligencia del amor. El es la soledad sonora, el amor en soldad compartido. Es la fuerza ciega de su destino, el que traza cada día despierto y soñando..."LOS PAPELES DEL AGUA"
Nada transita la soledad de Antonio Gala, retiro perpetuo en Alhaurín El Grande, Málaga. Nada que no sean flores, quietud, colores, silencio, árboles, aroma a espliego o lavanda, romero, hierba Luisa, y tres perros loquísimos. En La Baltasara, casa campesina del siglo XVIII, intacta en sus pedernales, su rancho ensombrecido de glicinas, sus muros encalados y laberintos de boj tallados; repoblada de frutales que bajan hasta el río o de sombra bajo un corro de pinos, cipreses erguidos como soldados y flora traída de mil confines, brotando de semillas milenarias que ni él mismo sospechó en su tierra.
Su última "novela" LOS PAPELES DEL AGUA, habitada por Deyanira Alarcón perdida en una Venecia sucia y turística en la que sin buscar encuentra otra Venecia que es su resurrección y muerte.
Gala se ha metido en la piel de esta mujer secretamente hermosa para ajustar cuentas con un mundo sordo y ciego, manipulado por el artificio, los grupos de poder, la publicidad. El resultado es un híbrido de puro ensayo y novela absoluta, tan imbricados ambos como indefinible el resultado, pues tal fue su intención.
"Sé que me suicidaré en el momento en que algo empiece a fallar. Quiero morir vivo, y si esto va a transformarse en algo vegetativo e inerte que ya no pueda llamarse vida, por encima de todo quiero desaparecer"
Antonio Gala: Los papeles del agua
Texto: recapitulado y extractado de El Mundo. Elena Pita
TURKANA
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