martes, 27 de mayo de 2008

LAGO DE SANABRIA


Llueve sobre el lago de Sanabria
y un sol de charol pule
sus rocas negras.

Orballa sobre los montes
y la línea de un horizonte
de montañas y glaciares
escurre por charcos y torrentes.

Una transida luz de savia
láctea y clorofila tupe
sus vistas densas
de granitos y pizarras
en un mar de reflejos.

Bajo la honda quietud
del espejo oscuro
de este lago profundo
Salmo Faries, la trucha
y Barbo Vulgaris, el barbo
viven su momento de ensueño.

La última mujeruca
sarmentosa y vestida de negro,
por el camino incierto
del destino anegado,
traza una línea de negrura
que abarrunta otro tiempo
lejano, que sólo ella ve
a través de sus mil arrugas
que su rostro surcan.

Fosilizada en su cara de esparto
una mueca de risa
hace eco en su cabeza
el jato, el pan y el medero.
Las hijas en Barcelona,
los yernos y el nieto.
Viene de otro tiempo
y al que venga,
a Dios se encomienda.

Orballa sobre los montes
y la línea del horizonte
desdibuja castaños, alisos y robledales.

Por el cañón del Tera
baja un murmullo de pedrazales,
por las morrenas y desde las presas,
contando viejas leyendas,
una babel de lenguas
que mueren en Lucena,
la isla de las almas en pena.

Lago de Sanabria,
espejo de soledades.
Cela lo vió,
Unamuno lo sintió,
Cervantes quizá,
quizá lo visitó.


TURKANA
Fotografía: gentileza de Mauro A. Fuentes

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y en la misma peña al pie del lago queda el recuerdo en una instantánea de un día frío de invierno.

Un saludo y mis felicitaciones por tu blog.

Anónimo dijo...

Hola Ulises, ¿podría saber la autoria de ese bello poema?
Es tuyo? si es así, decirte queme ha encantado