jueves, 22 de mayo de 2008

LA INTELIGENCIA SOCIAL


Puede que la llamada Inteligencia Social no sea un tipo más de inteligencia, un añadido de más o menos última hora a los diferentes tipos de inteligencia clásicamente considerados.

Puede que la Inteligencia Social sea, en realidad, la matriz intelectiva del ser humano, sobre la que se articulan en la infancia y, en base a su desarrollo en la edad adulta, se insertan las demás inteligencias, por supuesto, incluida la llamada Inteligencia Abstracta.

Quizá las reticencias, el fuerte obstáculo que ha debido vencer nuestra nueva incorporación, se deba a los mitos, en algún caso no tan mitos, sobre la torre de marfil de los científicos y las arcadias de los artistas. Es claro que un científico, difícilmente un artista, puede prescindir de gran parte de las interacciones sociales, más que nada de las convenciones sociales. En gran parte sí, pero no del todo. Aquí no se tratará de que prescinda más o menos y de la mayor o menor parte de esas interacciones sociales, se tratará de cómo la Inteligencia Social desarrolla las múltiples inteligencias y, sobre todo, de cómo la gestión de las múltiples inteligencias utiliza recursos provenientes del desarrollo de la Inteligencia Social.

No existe una definición global de la inteligencia. En todo caso existe un umbral de Inteligencia Global o promedio, bajo el que se considera que una persona es de promedio menos inteligente o más. Desde luego no aludimos al tan utilizado, cada vez menos, CI, Coeficiente de Inteligencia que llamaré de Prejuicio. Me refiero al Coeficiente de Inteligencia Abstracta o Simbólica, acordemos en llamarla así en sintonía con las pretensiones pasadas. Claro que el prejuicio era muchas cosas, entre ellas, científico o presuntamente científico, social y, cómo no, empresarial. Que es una inteligencia, sin duda, cómo no. Pero es una.

Hace algunos años el profesor de Harvard, Howard Gardner y otros han extendido la idea de que la inteligencia humana no es un rasgo único sino una amplia gama de distintas inteligencias. Se trata del concepto de Inteligencias Múltiples.

Karl Albrecht, investigador y experto en organizaciones ha identificado seis inteligencias primarias:

Inteligencia Abstracta o de razonamiento simbólico.
Inteligencia Social.
Inteligencia Práctica.
Inteligencia Emocional.
Inteligencia Estética.
Inteligencia Cinestésica.

En mayor o menor medida, todos tenemos todas. Algunos tienen talentos, es decir, desarrolladas varias inteligencias por encima del promedio. Los artistas gozarán de una saludable Inteligencia Estética pero, muy probablemente, tienen también una alta Inteligencia Abstracta y puede que, sorprendentemente, además posean una más que robusta Inteligencia Cinestésica, sin que por ello sean ni malabaristas, ni equilibristas, ni bailarinas profesionales.

Resaltar que la Inteligencia Emocional, publicitada en los últimos años por el Doctor Daniel Goleman ha despertado el interés popular por las posibilidades de desarrollar el modelo de las inteligencias múltiples con su libro "Inteligencia Emocional".

Por último, definimos de una forma básica la Inteligencia Social como la capacidad para llevarse bien con los demás y conseguir que cooperen con nosotros.

La importancia de la Inteligencia Social estaría determinada por el hecho de ser uno de los ingredientes clave para la supervivencia de nuestra especie.

A continuación se transcribe un entrecomillado de diferentes antropólogos y primatólogos.

En el Language Research Center de la Universidad Estatal de Georgia, en Atlanta, hay un mono que, armado de una pequeña palanca de mando, puede anticipar el complejo movimiento de un objeto en una pantalla de ordenador y, finalmente, capturar el objeto. La tarea requiere concentración y capacidad de anticipación o predicción respecto a la posible trayectoria de los objetos del videojuego, así como un buen control de la palanca de mando. En otra zona del centro hay chimpancés que pueden resolver problemas intelectuales aún más complejos, para los que se precisa, por lo general, una capacidad para anticipar tres o cuatro movimientos.

Esto plantea una cuestión espinosa, porque ¿qué tienen de natural las capacidades que acabo de describir?. Los psicólogos que estudian las capacidades cognitivas de monos y simios en laboratorio convienen en que los animales parecen ser mucho más listos de lo que requieren sus exigencias naturales. ¿Se ha mostrado derrochadora la selección natural al hacerlos más listos de lo realmente necesario?

¿Qué es lo que en la historia de la evolución ha permitido al ser cerebro humano crear una sinfonía de Mozart o la teoría de la relatividad de Einstein. La respuesta -según Nicholas Humphrey- es la vida social. Los primates tienen vidas sociales complejas. Esto es lo que los hace -y nos ha hecho- tan inteligentes. La idea de que las exigencias de la interacción social, tales como la creación de alianzas o el engaño a potenciales rivales, pudieran ser responsables de la agudización de la inteligencia humana. Parece, prima facie, extraño porque el nexo social es algo tan natural en la existencia humana que llega a hacerse invisible para nuestra mente.

Durante mucho tiempo, los antropólogos aceptaron la idea de que la tecnología, y no la interacción social, fue la fuerza motriz de la evolución del intelecto humano. Dado que nuestro mundo físico está dominado por los frutos de la invención, es lógico que estemos impresionados por la capacidad tecnológica humana. Pero en los grandes primates, los componentes más importantes en la realidad de un individuo son otros individuos.

Como en el ajedrez, una interacción social es fundamentalmente una transacción entre miembros de una comunidad. Exige un cierto nivel de inteligencia que no tiene paralelos en otras esferas de la vida. Hoy por hoy, la idea de la Inteligencia Social -o mejor dicho, las agudas exigencias intelectuales de una compleja vida social- se ha convertido en uno de los principales paradigmas entre los antropólogos.

¿Qué es lo que hace tan compleja la vida social de los primates para que se den entre ellos capacidades cognitivas sofisticadas? En una palabra, fundamentalmente las alianzas.

Lo que todo individuo busca, evidentemente, es el éxito reproductivo: producir el máximo posible de hijos sanos y socialmente aptos. En los grandes primates, el éxito reproductivo depende mucho más que en el resto de animales de los elementos sociales que de los elementos físicos, de fuerza o de aspecto. Las complejas interacciones del nexo social de los primates hacen del sistema selectivo, donde la astucia para pactar alianzas y controlar las alianzas de los demás permite acumular muchos más puntos en la carrera hacia el éxito reproductivo. Estas capacidades sociales se estructuran a partir de una aguda inteligencia analítica. En otras palabras, la selección natural ha extremado la inteligencia de los primates, de la misma forma y en el mismo contexto evolutivo que ha potenciado la fuerza y el aspecto físico de otros animales.

En nuestra futura exploración del origen de la conciencia humana comenzaremos a preguntarnos por qué los grandes primates son más inteligentes de lo estrictamente necesario para la cotidianidad de sus asuntos prácticos. Sugiero que las respuesta está en las intensas exigencias intelectuales de sus interacciones sociales, que generan una constante necesidad de comprender y superar a otros en la lucha por el éxito reproductivo. Nuestro cerebro es extraordinariamente grande, debido, en parte, a las exigencias de la interacción social, exigencias que alcanzaron niveles mucho más ricos y complejos que las de otros grandes primates.

TURKANA

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