Seres precarios, de apenas existencia, surgidos de entre la lava de los volcanes y del calor de las fuentes termales del fondo de los océanos, existencias extremófilas habitaban la tierra mientras en el ir y devenir de las estrellas surgía un tiempo que nos contendría.
Montañas de Fuego de Lanzarote, apenas levanta su tenue polvo el lagarto de Haria.
Un mar de plata fundida lame abruptos acantilados cincelados con la escoria negra del fondo de la tierra.
Un sol a plomo transfigura la perspectiva y los colores se disuelven en la luz encegadora. Solo el verde metálico de las bacterias en la laguna del Golfo se representa como una esmeralda clavada en el centro del cerebro.
Y el ser humano, que es muy dado a las coincidencias busca entre las rocas olivinas, florecillas verdes petrificadas.
De lo más inerte surge la vida. Los límites se diluyen y los extremos confluyen en los puntos medios.
"Cuando se buscan conexiones se acaba encontrándolas por todas partes y entre cualquier cosa. El mundo estalla en una red, un torbellino de parentescos en el que todo remite a todo, y todo explica todo".
Umberto Eco
TORKANA
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