martes, 19 de abril de 2022


Luis Mateo Díez: 

Mucha de la España vacía estaba llena de una manera inexistente.

Luis Mateo Díez regresa a su territorio mítico, a Celama. A ese reino rural y brumoso de emigrantes y fantasmas, de niños desaparecidos que reaparecen misteriosamente años después, de viajeros y extraños, de sueños que son presagios irremediables y personajes que logran engañar a la muerte una y otra vez. Un mundo de infidelidades y arrebatos, incluidas bofetadas en pleno altar, de vida comunal y de historias de la República y la División Azul, nada menos que en Járkov, en Ucrania. Pero todo pasado por el tamiz de la narración, de narradores que hablan de otros narradores que cuentan las viejas historias y leyendas de ese espacio cuya capital es Santa Ula y cuyos ríos Urgo y Sela delimitan el Páramo, la Llanura, el Territorio, como llaman a Celama sus habitantes.

Celama (un recuento) (Alfaguara) reúne 38 historias que transcurren en el universo creado por Mateo Díez (Villablino, León, 1942) en las novelas El espíritu del páramoLa ruina del cielo -que obtuvo los premios Nacional de Literatura y de la Crítica en el año 2000- y El oscurecer. Treinta y ocho cuentos extraídos en buena parte de esa trilogía pero otros inéditos, y todos recontados por el autor y reagrupados por temas –el corro de infancia, el rumbo de los viajes, la ronda de los amores, señales de muerte y desgracia- por el escritor junto a Ángeles Encinar, que ofrece al final del volumen un estudio de Celama en el que apunta que “se trata de una fábula de fin de siglo que subraya el crepúsculo de las culturas rurales”. Historias de afanes y sueños y fantasmagorías en las que se imponen, señala, los rasgos sobresalientes del Territorio: la épica del trabajo y la supervivencia.

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