Carlos Segundo, el Rey hechizado,
el último de los Austrias de España,
por su cuerpo estéril y su espíritu embotado
crepitan polillas de amor enajenado.
María Luisa, sobrina de Luis Catorce
de Francia, el Grande, gracia
y donaire, bella y flor para él.
Suspira Carolus Rex por su gabachita.
No podrá vencer el perfume de la flor
el rancio hedor a lana mojada
de un monarca degenerado
en una España, como su Rey, hechizada.
Parid, bella flor de lis,
que en aflicción tan extraña,
si parís, parís a España,
si no parís, a París.
A París no fue su gracia,
que al Hades se mudó.
Su natural alegría no pudo
cambiar la faz de la España agria.
TURKANA
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