GENÉTICA DEL CÁNCER
El cáncer no es una enfermedad hereditaria, aunque sí genética, en el sentido de que lo que provoca es una alteración de diversos tipos de genes, que afecta a la normal proliferación de las células somáticas y puede sobrevenir en muy diferentes momentos a lo largo de la vida y en diversidad de tejidos. Sin embargo, también se puede heredar alguna alteración en los genes que regulan el desarrollo del ciclo celular por la vía germinal y en tal caso podríamos decir que, sólo para estos casos, el cáncer es hereditario o tiene una predisposición hereditaria.
Según la Asociación Española Contra el Cáncer es la tercera causa de muerte, tras las enfermedades cardiovasculares y las infecciosas. El cáncer es importantísimo para la biomedicina y la sociedad por una serie de causas entre las que tenemos que señalar las siguientes:
-Afecta a más de la tercera parte de la población humana.
-Provoca más del 20% de las muertes por causas naturales.
-En países desarrollados genera más del 10% del coste de la atención médica.
-El 5% de los cánceres parecen seguir un patrón familiar.
-Son producidos fundamentalmente por mutaciones en células somáticas.
-Cuando participan agentes carcinogénicos (cancerígenos químicos y físicos) operan produciendo mutaciones (mutágenos químicos y físicos).
El cáncer se debe a la alteración de la expresión de ciertos genes, de modo tal que de desordena el normal desarrollo del ciclo celular produciéndose un tumor.
Las investigaciones de las causas genéticas del cáncer han desvelado la implicación de dos tipos de genes en el cáncer:
*Protooncogenes
*Supresores
Los protooncogenes son genes que intervienen en la división celular, normalmente de forma moderada, pero que cuando mutan, se convierten en oncogenes, que conducen a la proliferación celular por encima de la habitual, lo que se deriva en la transformación maligna y la aparición del tumor.
Los genes supresores son genes cuya actividad normal es la de bloquear o frenar el ciclo celular a niveles adecuados al desarrollo o proliferación del tejido u órgano en el que se encuentran, pero cuya mutación produce un desbloqueo de la proliferación celular por encima de lo habitual, lo que se deriva en la transformación maligna y la aparición del tumor.
Hasta la fecha tenemos identificados más de 50 oncogenes humanos, de los que algunos se relacionan con genes de retrovirus. Se trata de un tipo de virus que tienen en su genoma ARN, y que mediante transcripción inversa sintetizan una copia de su genoma en versión de ADN que puede insertarse en el genoma humano.
Respecto a los genes supresores, tenemos el ejemplo del GEN p53, cuya mutación está frecuentemente implicada en muchos tipos de cáncer. El gen p53 codifica una fosfoproteína nuclear de 393 aminoácidos y su vida media es de unos 30 minutos. A este gen se le atribuye además una intervención en los mecanismos de reparación del ADN, por lo que se le ha denominado "guardian del genoma".
Ciertos carcinógenos físicos o químicos, como las radiaciones o sustancias carcinogénicas, pueden producir daños en la estructura del ADN, lo que estimula la producción del p53, cuya presencia por encima del umbral determinado produce la detención del ciclo celular para inducir la restauración y estimular la apoptosis -muerte celular- en caso de que no pudiera ser reparado el ADN. Sin embargo una mutación en p53 tiene el efecto contrario, al no impedir la moderación del ciclo, por lo que se provoca un crecimiento tumoral.
El p53 también puede actuar como oncogén, ya que la proteína p53 mutante anómala, puede adquirir capacidad de transformación celular por sí misma. Las mutaciones productoras de proteínas p53 inactivas aparecen en cerca de la mitad de los cánceres conocidos.
Las mutaciones de los protooncogenes son dominantes y las de los genes supresores son recesivas.
En relación con el cáncer, existe un campo importante de investigación que demuestra la relación que existe entre la rotura cromosómica y la producción de variaciones estructurales, que pueden dar lugar a modificaciones de las secuencias de ADN de los genes que se encuentran en las regiones flanqueantes del punto de rotura y el desencadenamiento de procesos oncogénicos.
La efectividad de la terapéutica a aplicar en el cáncer depende de la detección del estado de avance del proceso tumoral, por lo que es cada vez más necesaria la realización de análisis citogenético.
La complejidad del cáncer se pone también de manifiesto por el hecho de que hasta el momento se han identificado más de 200 tipos de cambios cromosómicos, que implican a todos los cromosomas de nuestro genoma, con excepción del Y, y cuya consecuencia es la formación de más de 50 tipos de neoplasias.
TURKANA