miércoles, 8 de julio de 2009

YUKIO MISHIMA, SED DE AMOR


"21 de septiembre (miércoles)

>>Ha acabado otro día doloroso. Cómo he conseguido resistirlo es un misterio para mí. Por la mañana fui al centro de distribución a buscar nuestra ración de miso. El hijo de los encargados del centro tiene pulmonía, pero lo han tratado con penicilina y parece que está mejorando. ¡Qué mala suerte! Si muriera el hijo de esa mujer que anda murmurando a mis espaldas tendría, como mínimo, un consuelo.

>>Cuando se vive en el campo, hay que tener un alma sencilla, pero los Sugimoto, con su asquerosa y altiva esterilidad, hacen la vida campestre mucho más difícil y penosa. Me gusta tener un alma sencilla. Incluso llego a pensar que no hay nada tan hermoso como un espíritu sencillo en un cuerpo sencillo. Sin embargo, cuando me hallo frente al profundo abismo que se abre entre mi alma y esa alma, no sé qué hacer. ¿Es posible convertir el anverso de una moneda en el reverso? Simplemente, cogiendo una moneda sin desperfectos y agujereándola. Esto es el sucuicidio.

>>De vez en cuando rondo cerca de este punto, movida por la decisión de poner fin a mi vida. Mi compañero huye a un lugar infinitamente lejano. Y entonces, de nuevo estoy sola, rodeada de aburrimiento. Estos callos en mis manos...son ridículos.>>

Yukio Mishima, "Sed de amor"

Una buena novela de este gran hombre de acción y pensamiento, también gran escritor, de la literatura japonesa. En Sed de amor analiza la tormentuosa relación entre los miembros de una familia en el Japón del Siglo XX. Están presentes el amor, el odio, la envidia, los celos, la estupidez, el intelectualismo, la ironía, el menosprecio, la juventud, la muerte y la vejez. Así que todas las grandes pasiones y bajezas humanas. Bien dosificadas en un ritmo in crescendo lento con desenlace fulgurante inevitable. Recuerda su exposición de los grandes sentimientos humanos a Shakespeare, y lo recuerda mucho. Igual su inteligencia psicológica y parecida su teatralidad en ocasiones.

Está presente el inevitable Japón no del todo concluida nuna su transición desde el medievo hasta el modernismo. Tan presente está el ruralismo y la servidumbre como lo está el teléfono y la occidentalización, aunque esta sea hacia la Francia postbélica. Imprescidible y maravilloso siempre el contexto natural propio de la lírica y narrativa japonesas. El cielo, las nubes, los árboles, las flores, los melocotoneros, los cerezos, la lluvia, el viento...una cierta cadencia meteorológica muy expresiva en ritmo lento que no llega a determinar pero que siempre matiza los sentimientos de los personajes.

Ruralismo, progresismo, empresa y jerarquías familiares y de éxito social y económico se enredan entre los personajes.

Por último, Yukio Mishima, desvela, una vez más un espíritu indómito, quizá romántico, apasionado, vital, sensual. Desde luego de él podría decirse que es el último Samurai. Algunos han dicho que el gran fascista. Estos no tienen ni idea. Académicamente diríamos que encarna ese ideal medieval del hombre ilustrado y militar. Aunque su militarismo sea algo más que lo que esa palabra significa hoy día. Una palabra ahora degradada por los gobiernos para la clase media idiotizada imperante. Él es un guerrero en el que las palabras honor y dignidad, esfuerzo, muerte y suicidio final están justificados en la propia acción y dónde las palabras nada justifican, aunque se pueda pensarlos en palabras, incluso expresarlos. Yukio Mishima, imprescindible.
Dibujo al lápiz de KLSADAKO

TURKANA

1 comentario:

Xochi-san dijo...

esa imagen es de la pelicula la casa de la dagas?